El fin de semana de manos de una buena amiga me llegó un artículo de El País (conocido diario español de circulación internacional), cuando lo leí no me sorprendió del todo pues sabía que era cuestión de tiempo para que “la Industria” metiera sus narices en las Universidades, el caso que a continuación les comento se da en España, pero bien podría darse en cualquier país por lo cual tenemos que preocuparnos.

Para quienes no lo sepan CEDRO es el Centro Español de Derechos Reprográficos, algo así como la SGAE de los libros en ese país, CEDRO supuestamente representa a unos 17,000 autores y a más de 1,500 editores, además, tal y cómo lo pueden encontrar en su página de Internet ConLicencia.com, su misión es la de “representar y defender los legítimos intereses de autores y editores de libros, revistas, periódicos y partituras, facilitando y promoviendo el uso legal de sus obras”. Como ven CEDRO se encarga de vigilar (hasta cierto punto) que no haya violaciones a los derechos de las obras gráficas, aunque desconozco sus límites de acción.

Ahora bien la nota de la que les hablaba al principio decía que CEDRO está sugiriendo que se tomen acciones legales contra los responsables universitarios si no regularizan la difusión masiva de todo tipo de obras: literarias, científicas, técnicas, etc.

Lo que tiene de trasfondo esta nota es que el discurso de CEDRO (así como el de la “Industria” de los derechos de autor en general) es más bien un doble discurso ya que por un lado argumentan la legitimidad de sus actos con la defensoría de los derechos de autores y creadores de obras literarias, pero lo que realmente defienden son los intereses puramente económicos de sus agremiados.

Aquí en este blog he habado en repetidas ocasiones de que existen distintos tipos de motivaciones para la creación de obras de cualquier tipo, pero en algo que coincidimos muchos (porque al final yo también soy creador de contenidos con este blog), es que no hay una satisfacción superior a la realización personal, es decir si algo te apasiona hace que te realices, independientemente de si esa actividad que realizas te remunera en mayor o menor medida, a lo que quiero llegar es a que en el discurso de la “Industria” casi siempre nos dicen que la cultura está muriendo y que esto es culpa de la forma en la que hoy distribuimos y copiamos contenido (musical, literario, el software, etc.) ya que no remuneramos monetariamente a los autores por sus obras.

Esto nos lo dicen como si 1. Los autores y creadores de contenido en general vivieran realmente de sus obras (son pocos los que pueden decir esto); y 2. Como si la única forma de motivación para la creación de nuevas obras para los autores fuera el dinero.

Digo, entiendo que esa es la dinámica de mercado a la que nos orilla el actual sistema económico (a valorar a las personas por el nivel económico que tienen), pero de eso a que en verdad sea realidad, lo dudo mucho.

Y para esto yo puedo hablar con mi experiencia: al escribir en este blog yo no gano absolutamente nada (en términos económicos) de hecho en una relación costo-beneficio salgo perdiendo ya que gasto luz, gasto tiempo, gasto esfuerzo, sin embargo no por no recibir ni un centavo soy un tonto o lo voy a dejar de hacer, pues la satisfacción que me genera sentirme parte de una comunidad (como lo es la del software libre), la satisfacción de saber que aún con mis pocos conocimientos he ayudado a mucha gente, la satisfacción de que la gente exprese que voy por buen camino y sobre todo la satisfacción de tener esa retroalimentación con los lectores del blog me genera una motivación muy importante para seguir escribiendo. Ahora no niego que lo ideal (también en términos de mercado) sería que gracias a esto que disfruto tanto fuera remunerado, pero de ninguna forma antepongo que el ganar dinero sea mayor motivación para escribir aquí.

Ahora bien regresemos al punto del post, lo que quiere hacer CEDRO es que se penalice a los encargados de la distribución de obras protegidas con copyright o con derechos de autor, estos pueden ser desde los directores de las bibliotecas en las universidades, hasta maestros y alumnos que comparten bibliografía sin pagar los correspondientes derechos.

Esto me lleva irremediablemente a pensar en que lo que realmente quieren, es limitar el conocimiento, pero ¿porqué digo esto?

Yo estudié en una de las universidades más prestigiosas a nivel internacional y la número 1 (según algunos estudios internacionales) a nivel Iberoamérica, por supuesto que les hablo de la Universidad Nacional Autónoma de México (la UNAM), creo que es de merito especial que mi universidad sea pública y sobre todo con el tamaño que tiene la UNAM (sólo superada por algunas universidades estadounidenses e inglesas) y digo que es especial porque a diferencia de otras universidades la UNAM generalmente se las tiene que ver con recortes presupuestales; con deficiencias estructurales (cada ciclo escolar la población aumenta y la necesidad de más aulas es mayor) y otros males y aún así la UNAM puede decir con orgullo que tiene a su cargo más de la mitad de la investigación científica en este país (bueno, eso como universitario da orgullo, aunque como mexicano da un poco de pena pues no es posible que una sola institución, por loable que sea, tenga tal responsabilidad).

El asunto aquí es que al ser una universidad pública, tiene otra riqueza intrínseca que es la pluralidad, y no les estoy hablando sólo de pluralidad de ideas sino pluralidad de orígenes sociales, políticos, económicos de sus maestros y estudiantes, esto a alguien como yo (que venía de estudiar toda su vida en escuelas privadas) me enseñó muchísimo ya que gracias a la universidad pública puedo decir que conocí de mejor forma a mi país y los problemas que lo aquejan, entonces al tener muchos orígenes distintos en la UNAM podemos encontrar todo tipo de personas, desde las que lo tienen y seguirán teniendo todo, hasta aquellas que en verdad tienen que luchar adversidades para crecer profesionalmente.

La UNAM entiende eso y por ello tiene ciertos convenios con las editoriales más importantes para que nosotros los estudiantes tengamos acceso a todo tipo de obras literarias (aprovechando el espacio, los invito a la Biblioteca Central, la más grande de Latinoamérica y una de las más importantes a nivel mundial en cuanto a acervo literario, si no me equivoco son entre 11 y 14 pisos de libros). Y por qué les digo esto, pues porque ninguna persona que se precie de haber pasado por una Universidad (la que sea) puede decir que para pasar un curso universitario se puede hacer sin leer nada.

Normalmente en un curso (sólo una materia) a mí me pedían en todo un semestre entre 3 y 4 libros completos y un sinfín de capítulos de libros y artículos de revistas y periódicos, en un semestre normal uno tiene entre 6 y 8 materias por lo que en un semestre un universitario promedio lee entre 18 y 32 libros completos y cientos (ahí si la cuenta no me da) de artículos o capítulos de libros. Ahora bien, un libro en promedio está costando entre $200 y $800 pesos (claro depende de la carrera, hay casos como en Arquitectura en los que los libros cuestan miles de pesos) pero el asunto no es ponernos estrictos con los precios, a lo que quiero llegar es que la educación universitaria sólo por concepto de libros es algo cara, ya no digamos que hay carreras en las que hay que invertir mucho dinero en materiales como en Diseño o en Arquitectura, ahora si esto es en una universidad pública qué pasa con las universidades privadas es aún mayor.

La verdad no quiero discutir sobre las universidades privadas en mi país, aquí tenemos una terrible costumbre de pensar que si es de paga la universidad automáticamente es de calidad mientras que si es pública su calidad baja, pero lo que sí quiero decir es que a lo de los libros súmenle (en el caso de las privadas) el costo de la colegiatura y otros pagos, hoy en día un semestre en una universidad como la Iberoamericana o en el Tecnológico de Monterrey (por citar algunas de las más conocidas) anda entre los $60,000 y $80,000 el semestre, entonces la educación es cara por donde lo veamos.

A lo que quería llegar es a que con iniciativas como la de CEDRO en España, no sólo estamos encareciendo más la educación sino que pasa algo mucho más grave, estamos restringiéndole el acceso al conocimiento a cada vez más personas, todo por un argumento meramente económico en el que los que se benefician son sólo unos cuantos y quienes pagan los platos rotos son los millones de individuos que no tienen acceso.

Yo me imagino todas las clases en las que algún profesor nos pedía leer un capítulo de un libro o un artículo cualquiera y pensar que por iniciativas como la del CEDRO hubiera alumnos que simple y sencillamente tuvieran que decir que no podrían hacer la tarea o elaborar el ensayo porque no tienen dinero para pagar la licencia de uso de esos libros, acaso ¿alguien cree que esto sería justo?

Yo no sé en otros países pero al menos en el mío, el rezago educativo es preocupante, hoy en día somos pocos los que podemos decir que ya terminamos una carrera (bueno yo sólo los créditos ahora vamos por la tesis jeje) o que si quiera llegamos a la universidad, en parte es culpa de los gobiernos que han sido ineptos a la hora de implementar verdaderas mejoras en la calidad de la educación, pero otra parte también es culpa de organizaciones como CEDRO o la SGAE en el caso español, es culpa también de iniciativas de ley como HADOPI, Ley Sinde, ACTA y muchas más, todas las anteriores tienen en común la restricción para la distribución de contenidos, la parte mala es que pareciera que van ganando la batalla, yo cada vez veo más de estas iniciativas y no veo ni a los ciudadanos ni a los gobiernos con muchas ganas de si quiera dar un poco de lucha. Si hoy hay pocos alumnos (en relación con los que deberían tener acceso a la educación media superior y superior) con estas iniciativas habría menos, con las terribles consecuencias de que el desarrollo de ciencia y tecnología para un país como el mío, estaría aún más estancado.

De continuar así no estaremos lejos de esa sociedad de la que nos hablaba Stallman en su cuento “El Derecho a la Lectura” (y que pueden descargar libre y gratuitamente desde mi página de Documentos) sociedad en un futuro no muy lejano (2047 si no me falla la memoria) en la que por todos los contenidos que se consultaban había que pagar una licencia de uso, en esa sociedad eran poquísimos los que tenían acceso a la cultura, a la ciencia, a la tecnología, al arte, al conocimiento en general, esto obviamente derivó en una revuelta social en busca de la libertad.

El cuento de Stallman cada vez es más real y debemos preguntarnos si eso es lo que queremos, ya ni siquiera para nuestros hijos (frase bastante trillada), más bien debemos preguntarnos ¿eso es lo que queremos para nosotros?

La verdad me preocupan mucho estas cosas y me preocupa más que nuestros gobernantes como ya se ha hecho en otras ocasiones, quieran copiar estas iniciativas para aplicarlas en nuestro país, espero que no sea el caso pero de existir tendremos que luchar en contra.

Aquí les dejo mi reflexión, la nota completa de El País así como la página de CEDRO también se las dejo para que puedan opinar al respecto.

Saludos.

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